La catedral, dedicada a la Virgen con el nombre de “Santa Maria del Fiore” (de la Flor), fue construida sobre la antigua catedral de Santa Reparata, que se había hecho pequeña para acoger a toda la ciudadanía. Esta obra maestra del gótico es la cuarta iglesia más grande del mundo, después de San Pedro en Roma, St. Paul en Londres y la catedral de Milán. La base de la Basílica tiene tres naves unidas a un enorme cimborrio que soporta la cúpula de Brunelleschi: la más grande que se ha construido de ladrillo.
LA CUPULA DE LA CATEDRAL
En 1420 se empezó a construir la Cúpula, que es el imponente y armonioso símbolo de la ciudad. Filippo Brunelleschi, primer arquitecto renacentista, para la construcción, tuvo que enfrentarse no sólo a problemas artísticos, sino también técnicos. Las tradicionales estructuras no eran suficientes para soportar el excesivo peso de la Cúpula. Brunelleschi, después de años de estudios, inventó un nuevo y genial método de mampostería que le permitía a la cúpula autosostenerse durante la construcción. Este innovador sistema se basaba en una composición de ladrillos que se cruzaban, la pared a soga. El resultado fue una doble bóveda autoportante. La cúpula se terminó en 1436 y fue consagrada por el papa Eugenio IV, aunque la fechada estaba sin terminar. El revestimiento actual, con decoraciones de mármol policromas blanco, verde y rosa, fue realizado por Emilio de Fabris a finales del siglo XIX.
EL INTERIOR
El solemne interior de la iglesia, a cruz latina con tres naves sujetadas por tres pilares, da una extraordinaria sensación de vacío espacial. La pared interior de fachada está dominada por el gran reloj litúrgico, con un fresco de Paolo Uccello de 1443. Las demás decoraciones originales, como los espléndidos coros de Donatello y Luca della Robbia, actualmente se conservan en el cercano “Museo dell’Opera del Duomo”. En la basílica se conservan todavía cuarenta y cuatro vidrieras policromas originales, realizadas, bajo la supervisión de Lorenzo Ghiberti, por artistas como Donatello (es suya la “Coronación de la Virgen” en el tambor”, que se ve desde la nave), Andrea del Castagno y Paolo Uccello. En el fondo de la catedral hay cuatro ábsides, cada uno con cinco capillas; las sacristías de los Canónigos y de las Misas están separadas. En la parte de atrás del ábside está el altar dedicado a San Zanobi, primer obispo de la ciudad. Dentro está cubierto de frescos de un maravilloso Juicio Universal. Giorgio Vasari fue el encargado de los trabajos (1572-1579), pero, tras la muerte del artista, los continuó Federico Zuccari con sus colaboradores. Las paredes que sostienen la cúpula contienen 8 estatuas dedicadas a los apóstoles.